DESPUÉS
DE LA CONDESA, MI VIDA FUERA DEL FASHIONISMO.
Terriblemente
honrada de haber podido asistir al primer desfile de La Condesa, no
puedo decir más. Para mi ha sido una experiencia increíble, y me da
casi vergüenza haber ido, con lo poquita cosa que es el blog.
Elle |
Sin
embargo, esta oportunidad me dejó unas dudas y reflexiones existenciales sobre
este mundo.
Los
fotógrafos de street style -en este caso de row style-
¿en qué se fijan? Vi mucha foto a la primera fila, mucha foto a la
chica con sombrerito pequeño, en plan bohemio y soñador,
¿aspirantes a hipster?. Pero no vi fotógrafos en la entrada,
a nadie medio camuflado para poder captar momentos interesantes fuera
de la pose. ¿Llegué demasiado tarde y no lo vi? ¿Es así en todos
los desfiles? ¿Una se viste para impactar y salir en las fotos del
coolhunter de turno? Es decir, si no llevas una mezcla de las
llamadas guay -del estilo vestido lencero con deportivas neón/ugly
shoe-, o un complemento que hace que las miradas vayan a ti -del
estilo me pongo dos cerezas en la cabeza a ver quién me ignora a
mí-, ¿no eres interesante?. ¿Con un estilo honesto no se triunfa?
Si vistes para ir a un desfile como lo harías para cualquier otro
acto, y no eres editora de moda, o modelo, ¿no tienes un sentido de
la moda afinado? ¡Ains! no se pude ser tan novata, ni tan cándida,
mira quién me manda a mi tener tantas dudas
Misspersonalchoped Es normal que llevando eso en la cabeza seas la reina de la fiesta, o por lo menos una de las más fotografiadas |
Todas
estas cuestiones se agolpan en mi mente desde el miércoles. ¿Igual
es un poco de envidia porque no me fotografiaron? No creo, a mi me
gusta salir en las fotos de los amigos haciendo la locuela, sacando
la lengua, cayéndome, vamos haciendo la payasa, la idea de posar
como alguien interesante no me seduce mucho. Pero puede que mi
subconsciente sea un exhibicionista, quién sabe lo que esconden los
pliegues de mi cerebro.
De
todas formas tampoco me quede alicaída después del desfile, salí
disparada del after party y me fui a por mis botas moteras y
mi bolso grandote para ir a cenar una hamburguesa en Tommy Mel's, que
no sólo de chaquetas vive la glamourosa amateur. Ya lo sé,
no es el colmo de lo cool, pero una tiene que alimentar con
amor y buena comida a las chichillas que tiene.
Nada mejor que bajarse de los tacones y llevar una buen bolso para todas las fruslerías que una lleva. Sí, me cambié el anillo por este, un poco más macarra |
Y
al día siguiente volé para registrar las tiendas de muebles del
Barrio de Las Letras. Una que me encanta es Lou & Hernández, en
la Calle San Agustín. El dueño no estaba, pero conocí a Elisa, un
cielo de mujer que se encargaba del negocio unos días. Parece
mentira, pero pese a que soy más bien tímida me encanta hablar, y
con Elisa se me hizo muy fácil. Así pude saber que ha estado muchos
años viviendo en Nueva York -la odié un poco por eso, y también
por el inglés que tendrá-, y que durante mucho tiempo trabajó en
el mundo de la moda, y asistía a la New York Fashion Week cada año.
Me sorprendió que me comentase que en las semanas de la moda hay
cierta pose, cierta hipocresía, todos son muy amigos mientras sigas
en la brecha, si te descuelgas nadie parece acordarse de ti. ¿Es eso
cierto? Puedes ser un buen profesional y quedarte solo de la noche a
la mañana. Fuera del desfile ¿también es todo fantasía y fuegos
fatuos?. Creo que estas dudas se quedarán el limbo de cosas sin
resolver.
Lou & Hernández Foto vía Sr perro Adoro esa lámpara que se ve en un ladito, en casa de mi abuela había una igual, y desapareció. ¡Maldicion! |
Lou & Hernández Foto vía Sr perro |
Con
todo esto dándome vueltas por la cabeza, en mi periplo por blogs y
revistas de moda, entré de casualidad en la revista Grazia. Me
hubiese venido genial leer el articulo sobre los personajes que encuentras en las semanas de la moda antes de Cornucopia. Puede que
así hubiese entendido mejor a cierta gente que pululaba por allí.
Si bien es cierto que la chica que se sentó a mi lado era discreta y
parecía estar en la misma situación que yo, no habló con nadie y
salió inmediatamente después de acabar el desfile -se perdió el
momento Nathalie Seseña- ¿eras tú Elena?.
Aunque
al otro lado tenía a un pareja muy conjuntada, ella con un chaleco
Jimmy, con plumas y un poco de cola, monérrima, es evidente que con
una pareja no se habla, ellos tienen su dinámica interna, y entrar
sin ser invitado no es buena idea. Así que no hubiese podido
practicar los consejos que dan, sin embargo podría haber sido más
divertido al ir clasificando a la gente que pasaba por delante de mi.
Hasta
aquí mi relato sobre las idas y venidas de una chica de pueblo
pequeño perdida en el mundo de la moda. Mañana más comeduras de
cabeza, y más moda.
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