DECORACCIÓN
2014. Cena en Paradis, anfitrión Pascua Ortega
Espero
que no os estéis aburriendo mucho del tema de DecorAcción, y es que
fue una semana tan intensa que no puedo parar. Si ya lo dije yo un
día, “invítame a un evento y mínimo te hago tres posts”, pues
esta vez aún quedan unos cuantos.
Ahora
toca lo que más me sorprendió de toda esta historia, LAS FIESTAS.
El año pasado como becarios no tuvimos derecho a fiesta conspicua
ninguna. Claro con tan poca experiencia, y creyendo que sólo había
una cena formal el martes, fui casi sin existencias de modelitos. Sí,
pero tampoco se notó mucho, como en casi todas partes en las fiestas
había gente con ropa más clásica, otras con looks que mejor
no repetir en casa, y gente simplemente con estilo.
Cena
en Paradis. Pascua Ortega como anfitrion.
Como
ya leísteis en el post de ¿Qué me pongo? Cena formal o de trabajo,
el vestuario de la cena era el único modelo en el que había
pensado. El resto fue un montón de camisetas, bermudas y unos
vaqueros por si hacía frío -tonta de mí pensé que igual en la
meseta refrescaba por la noche-.
La
cena era el martes. Y el martes estuvimos todo el día doblando
papeles y haciendo soles, pasando mucho calor, y haciendo mucho las
locas. La verdad, la pura verdad, es que no teníamos ninguna gana de
arreglarnos e ir a la cena después de tanto doblar y doblar.
Missy Sale La montaña de papeles doblados aumentó, hasta hacer necesario dejarlos debajo de un peso para que no se desparramaran por la sala |
Yo
que soy de naturaleza rancia -aunque la mayoría de las veces no lo
parece-, me daba mucha pereza el pensar en estar rodeada de gente que
se conoce, y ser yo la única rara de fuera del grupo. Además las
tres chicas de I Wanna Be que fuimos no teníamos la menor
idea de la etiqueta que había que seguir. Yo ya me imaginaba que
irían todos en vaqueros después de estar en los estudios haciendo
arts & crafts para las intervenciones -se suponía que era
una cena de fin de montaje, así que después de trabajar no vas con
tacones infinitos y lentejuelas, ¿verdad?-.
Pero
me equivoqué, de camino al restaurante vimos a Beatriz Silveira
bajar por la calle el Prado dirigiéndose el restaurante Paradis.
Bien, ella iba con tacones, pantalón rosa palo y una chaquetilla de
lentejuelas doradas mate. ¡Uff! menudo alivio ver que íbamos acorde
con el resto de invitados a la cena.
Que
sí, parece una tontería, pero si nadie sabe quién eres mejor
darles una buena impresión cuando te vean por primera vez.
Esta fue mi elección para la cena en el Restaurante Paradis -C/ Marques de Cubas, 14- |
¡¡¡Que
a mi no me conoce ni el Tato, y voy a un fotocall con lo más
granado del panorama del interiorismo nacional!!! Casi me caigo de
los tacones. La foto de I Wanna Be Studio no ha salido en la
web de Nuevo Estilo, una pena con la ilusión que me hacía, pero han
sido pocas instantáneas de la entrada de los invitados las
publicadas.
Vídeo oficial de la cena en el Restaurante Paradis. Nuevo EStilo
Las anécdotas, durante las entrevistas nosotros estábamos al lado de la cámara, así que las vivimos en primera persona. Además en el minuto 2:08 sale nuestro akelarre en la última sala del restaurante, eso sí, es menos de un segundo.
Missy Sale Aquí estaban las cajas llenas de macetas y las cruditté. Lo bueno era que el frontal era de espejo, así se reflejaba la luz y las verduras, dando una sensación de profundidad fantástica. |
Entre tanta comida y tanto vino blanco espumoso nos trasladamos a la última sala del restaurante, no había nadie, y era íntima y perfecta para nosotras.
Allí
acababa todo el mundo, un amigo de Pascua Ortega, o por lo menos
conocido, entró explicándole a una mujer el proceso de restauración
del local, las paredes eran las originales del edificio, ladrillo a
cara vista. Los pilares de madera revestida de hierro, para hacerlos
más fuertes los encontraron al picar -la pesadilla de cualquier
arquitecto, ¿cómo calculas lo que puede aguantar un pilar así?-
que también habían dejado al descubierto. El techo que en un
principio querían dejar las vigas vistas, pero estaban en mal
estado, se habían combado ¡¡¡por el peso de una caja fuerte
olvidada en el piso de arriba!!! -o por lo menos eso me pareció
oír-.
Missy Sale La sala tenía anexa la cava de vinos del local. En primer plano uno de los centros realizados con productos de la huerta del restaurante de la decoración de Pascua Ortega |
Missy Sale Aquí está Ana -un sol de chica-, Vanessa Municio, Fernando Roi -fotógrafo de las fiesta de Nuevo Estilo-, y Laura Martel |
La comida, como diría la Saritísima MARVELLOUS, crema de pera, cecina de la buena, minihamburguesas, butifarra, crudittés, salchichas con miel, arroz con verdura -suena raro para una cena, y a mi me daba un poco de miedo probarlo, soy un poco raruna con el arroz, pero este estaba genial, en el sabor, el punto de cocción, muy bueno-, falsa tarta de queso, y ya no me acuerdo de más, pero estaba todo genial. Como estábamos solas pudimos hablar con los camareros, cuando nos trajeron las salchichas con miel pregunté de qué clase era la miel -soy un poco especialita con las mieles, la de mil flores no me acaba de convencer, mi preferida es la de lavanda- y así nos enteramos que las verduras las cultivan desde el restaurante, y tienen una colmena de abejas para la polinización, de esa colmena era la miel que nos pusieron. Claro un una materia prima tan cuidada es más fácil que las cosas sepan mejor.
Missy Sale Para que no quedase duda de la sección en la que nos encontrábamos, la de embutidos. Un cerdo de cartón volador lo atestiguaba. |
Andrés
y su compañero Filio estaban conspicueteando y repartiendo tarjetas,
así que nosotras estábamos en nuestro akelarre particular, y de vez
en cuando pasaba alguna cámara, algún fotógrafo, y algún
interiorista, como Manuel Espejo. Mientras, estábamos haciéndonos
fotos, contándonos la vida, y alucinando por estar allí.
Missy Sale Cuando se acabó la fiesta en el restaurante Paradis nos trasladamos a otro lugar. Este es el momento de decisión de dónde nos íbamos. Vanessa Municio, Laura Martel, Andrés Medina |
Nosotras
no interactuamos mucho en ese momento, pero como teníamos a nuestros
infiltrados, ellos hicieron los contactos para la fiesta posterior.
Sí,
hubo fiesta improvisada en el Cher's de la C/ Huertas, y hacia allí
nos dirigimos con un montón de gente desconocida para mí. Abordé a
un chico con un estilo muy interesante -de perdidos al río, o nos
relacionábamos o nos íbamos al hotel, así que decidimos
interactuar-, llevaba unos slippers tan monos, eran de CH
Carolina Herrera, de tela en estampado étnico y colores cálidos.
Pues ese chico con tanto estilo y que me confesó amante
incondicional de los zapatos, era David de DavideDavid -en aquel
momento ni me acordaba del nombre de ese estudio, ¡ains! bendita
ignorancia-.
En
el grupo estaba María de la Osa, Pepe Leal, Esther Moreno, y un
montón de gente que no he llegado a conocer.
Missy Sale Momento amistad fraternal en el karaoke |
Resultó
que el Cher's es un karaoke. Con lo poco que me gustan a mí los
karaokes, el grupo I Wanna Be se adaptó a las mil maravillas,
sobre todo Andrés y Filio.
Lo
reconozco, acabé cantando compartiendo micrófono con Pepe Leal,
gracias a dios que él no se acuerda de eso, porque canté fatal, y
él tiene una voz tan fantástica, a lo George Michael, que me daría
vergüenza que se acordase de mí por ser “la petarda que desafinó al lado de mi oreja”.
George Michael
I'm never gonna dance again
Esta es la canción con la que compartí micrófono con Pepe Leal, aunque él no se acuerde :)
Pero en realidad yo lo que quería era cantar Raphael, “Mi gran noche”, con Chechu, David -otro David-, y Rosana. Resulta que no estaban en el grupo en el que íbamos, pero como ya estábamos en modo “hablo con todo el mundo” acabamos hablando con ellos, y no sé si creérmelo pero le confesaron Vanessa que eran filósofos del CSIC -¿pero eso existe? Que si me hubiesen dicho que trabajaban en un Comité de Bioética igual me hubiese parecido más normal pero ¿filósofos del CSIC?-. Pese a que me sonó una flipada digna de un sábado antes de amanecer reconozco que fue un placer haberlos conocido, nos lo pasamos genial con ellos.
Cerramos
el local, recuperamos un móvil olvidado, y volvimos al hotel con
mucho dolor de pies y de barriga de tanto reír.
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