INSTAGRAM
Y MISSY.
Supongo
que no muchas sabéis que tengo Instagram, y es que no lo publicito
mucho, ese es mi gran drama en la era digital, que no tengo un
marketing eficaz -hay veces que no tengo ni marketing-.
Bueno
pues tengo Instagram -@missy_sale-, y es un poco como yo y el blog,
caótico y ecléctico, que igual te pongo una fotografía de un pan
con sésamo que acabo de hacer, como un graffiti que me he encontrado
por la calle -me encantan los graffiti buenos, y reclamo más-, una
portada de un libro, un paisaje, un cuadro del Museo de El Prado -ya
sé que no se pueden hacer fotografías, pero alguna he hecho, no lo
digáis por ahí o no me dejarán volver-.
Vamos
que en mi Instagram hay un poco de todo, sin una dirección precisa,
sólo cosas que me sorprenden y me gustan.
Lo
mismo me pasa con los filtros, o la edición de las fotografías,
cada una tiene un estilo propio, y no pienso en, digamos, una “marca
de la casa Missy Sale”, lo que sé que es un fallo, lo recomiendan
siempre para tener éxito en esta aplicación.
Soy
consciente que con esta filosofía no voy a triunfar en el mundo
cibernético, vamos no doy ni para micro-influencer -que son
los gurús a escala pequeña, suelen tener de los 500 seguidores a
los 1.500-. De todas formas he de confesar que no me sentiría cómoda
publicando de otra forma, este es un trabajo/entretenimiento mío, y
yo soy así, y así es como me siento a gusto haciéndolo.
Aunque
hay momentos en los que gente con un montón de seguidores, o miles
de corazoncitos en sus fotografías, se les ocurre dar a “seguir”
en mi cuenta, es posible que al cabo de unas semanas dejen de
seguirme y sólo sea una forma de incitar a crédulos como yo a dar
al botón de seguir y hacer aún más abultada su cuenta de adeptos,
sin embargo hay otros que se quedan -si bien es cierto que no me dan
ni un corazoncito, pero no le voy a pedir peras al olmo ¿verdad?-.
El conseguir eso me da un subidón impresionante, yo que hago las
fotografías con el móvil, y que hay veces que ni las retoco, ufff
cada me gusta me llena de emoción y me sabe a gloria.
Aunque
hay un tipo de seguidores que me emocionan más, son gente que
comparte su vida con los amigos, y deciden seguirme a mí, tienen las
cuentas bloquedas para curiosos, y cuando les doy a “seguir” me
aceptan y me dejan asomarme a sus momentos más especiales.
Desde
aquí les quiero dar las gracias a todos por dejarme ser testigo de
los instantes que quieren compartir, y ya de paso que les gusten las
locuras que cuelgo en este escaparate al mundo.
Y
es que Instagram parece un escaparate, a veces al mundo, otras
sólo para amigos. Y justo esa cualidad de ojo cotilla ha hecho
correr tinta digital y normal. Una de las cosas que parece preocupar
a mucha gente es que muchas cuentas son pura apariencia, que muestran
vidas idealizadas, vacaciones espectaculares, comida casi imposible
de replicar, aunque a estas alturas no sé muy bien de qué se
sorprenden, mucha fotografía es eso, ilusión, un juego de luces y
sombras que pretenden que sea estético ¿a qué santos Instagram iba
a ser distinto?
De
todas formas el mundo de las apariencias no es nada nuevo, todos
conocemos a alguien que está más preocupado por el qué dirán que
por ser fiel a uno mismo. Yo coincidí con una chica -amiga de una
amiga que no sabes muy bien cómo puedes haber acabado conociendo-
cuyo único objetivo parecía ser comprar ropa de diseñadores,
para ella eso era lo mejor de la ropa que llevaba, no que fuese
bonita, que le quedase bien, no, lo importante era si los vaqueros
que llevaba eran de Rocco Barocco, o la camiseta de Versace. Gente a
la que le importa más la carcasa de la realidad que la propia
realidad hay mucha, y no nos engañemos siempre la habrá.
Si
bien es cierto que hay gente que lo único interesante que tiene es
la carcasa. De ese tipo también he conocido, un cuerpo escultural
que hará que toda tu ropa interior se tambaleé y que en cuanto
abren la boca toda tu ropa interior vuelve a pegarse a tu piel.
Al
final no creo que haya que tomarse tan en serio todo esto, no creo
que cuando tengas un problema los corazoncitos en tus fotos de
Instagram vayan a darte un consejo, o te aguanten cuando llores, o
vayan a ver una película de miedo contigo. No perdamos de vista lo
importante de la vida.
Hala,
después de un poco de filosofía Missy Sale, os dejo. Mañana os
prometo clones y moda.
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